En el norte quemaron vivos a 5 militares en la frontera
Lo uniformados perseguían a una banda que transportaba sustancias químicas ilegales cuando volcó en la carretera cerca de Villamontes. Los narcos aprovecharon el accidente para desarmarlos, rociarlos con gasolina y prenderlos fuego.
El pasado jueves, cerca de Villamontes, a unos 90 kilómetros de la frontera con Argentina, la nación boliviana se estremeció ante un crimen que conmocionó a la opinión pública. Cinco miembros del Ejército Boliviano, entre ellos los subtenientes Yamil Argani y José María Romero, junto a los sargentos Braulio Pacaje, Vladimir Pacasi y Ruddy Mendoza, fueron brutalmente asesinados al ser emboscados por una organización criminal. El acto culminó con la incineración de los militares dentro de su vehículo.
En un principio, se pensó que el incidente había sido un accidente de tránsito, pero el viceministro de Lucha contra el Contrabando, Daniel Vargas, descartó esta versión, revelando que se trató de un acto criminal premeditado. Este trágico suceso refleja la violencia que enfrentan las fuerzas armadas en su incansable lucha contra el contrabando y el narcotráfico. Vargas anunció que se está movilizando a grupos de inteligencia militar para identificar y capturar a los responsables de este atroz crimen.
La crueldad del incidente ha conmovido a la nación, y detalles adicionales revelan que los militares asesinados formaban parte de una operación destinada a combatir actividades ilícitas en las zonas fronterizas bolivianas. Durante el ataque, su vehículo fue forzado a salirse del camino, volcando en el proceso. Aprovechando la confusión, los atacantes desarmaron a los militares, los rociaron con gasolina y los prendieron fuego. Posteriormente, uno de los criminales se jactó del acto en audios que se difundieron en redes sociales.
Este trágico suceso destaca la vulnerabilidad de Bolivia ante el narcotráfico, y la oposición sostiene que el Gobierno de Luis Arce no está tomando medidas suficientes para evitar que los narcotraficantes se apoderen de instituciones públicas, como la policía y las cárceles, ni para frenar la creación de zonas liberadas en las fronteras, similares a las utilizadas por organizaciones de contrabandistas. Bolivia, siendo el tercer productor mundial de cocaína, se encuentra bajo la lupa internacional, especialmente tras eventos recientes que incluyen uno de los mayores decomisos de cocaína en la historia del país y la fuga de un narcotraficante de talla mundial.
El líder opositor, Samuel Doria Medina, insta al Gobierno a tomar medidas rigurosas contra los responsables de este crimen para evitar que el narcotráfico se apodere del país a largo plazo. La situación plantea un desafío crítico para las autoridades bolivianas en su lucha constante contra el crimen organizado y el narcotráfico.