Racing tenía preparada una gran celebración, pero el empate con Belgrano les sacó el entusiasmo a los hinchas
La Academia presentó los dos títulos ganados frente a Boca y le dio a Fernando Gago una chaqueta especial Casi 100 días pasaron desde la última vez que el Cilindro de Avellaneda recibió un partido de campeonato. Fue aquella fatídica tarde en la que Jonathan Galván desperdició ante River un penal que le hubiera dado el título de la Liga Profesional a la Academia .
No parecía haber futuro después de eso. El Trofeo de Campeones ante Boca, el Mundial de Qatar que consiguió la selección argentina y el triunfo en la Supercopa Internacional en Abu Dhabi ante el mismo rival sirvieron para que ese dolor pasara. Cuando hace tres meses parecía imposible, Racing estaba listo para cantar volver a empezar en esta primera fecha.
Con un gran marco que pudo ser mejor de no haber sido por la interna de la barra brava que imposibilitó que se vendieran entradas para aquellos que no son socios , la Academia arrancó este año con la intención de festejar esas dos copas obtenidas ante Boca. Hasta el equipo salió a la cancha con la cortina musical más deseada: “Dale campeón”. Belgrano le impidió que ese festejo fuera completo. Tras más de 90 minutos sin poder encontrar claridad para romper el planteo defensivo del equipo cordobés que volvía a Primera tras casi cuatro años, el partido terminó igual que como empezó.
Aunque cuando Darío Herrera pitó el final no había clima de algarabía, el club puso sobre el césped del Cilindro los dos trofeos e invitó a la familia de los jugadores para un festejo que no tenía resonancia en las tribunas después del magro empate . En un escenario montado para la ocasión, el presidente Víctor Blanco le entregó una plaqueta a Maximiliano Moralez en su regreso al club y a Iván Pillud , que sumó su quinta estrella como futbolista académico. Lo más llamativo fue la distinción a Fernando Gago : al entrenador le obsequiaron el saco de campeón, al estilo del Master de Augusta , según explicaron desde el club. Más allá de las intenciones del conductor del evento y de la música que sonaba para los altoparlantes, resultó difícil remontar el clima después del empate sin goles ante Belgrano . Al cabo, era la primera fecha del campeonato.
Y la expectativa era arrancarlo con los tres puntos en el bolsillo. Los futbolistas también compartían esa sensación agridulce cuando Pillud y Sigali levantaron los trofeos y sonaba el “dale campeón”. Ya en las tribunas quedaban pocos hinchas. Aunque empujó en búsqueda del gol durante todo el partido, la Academia se quedó con las ganas de que el festejo fuese completo. Más allá del inicio con un título en Medio Oriente, dentro del vestuario la expectativa es volver a tener un 2023 protagonista, como lo fue el año pasado.
Pero la apuesta es ir por más y satisfacer la demanda internacional que los hinchas arrastran hace décadas. Por eso Gago no podía disimular su cara de fastidio durante la ceremonia. Porque el primer paso de este torneo Racing lo tenía que dar ante Belgrano.
Y no lo logró. Al ataque de Racing le faltaron algunos centímetros de precisión para poder irse en ventaja en el primer tiempo. Las mejores acciones académicas tuvieron como peor enemigo el banderín del juez de línea Damián Espinoza. Con acierto, el asistente número 1 anuló lo que hubieran sido los goles de Maxi Romero y Sigali , y además marcó que el zurdazo de Matías Rojas no había cruzado la línea pese a que la pelota dio dos veces en el travesaño. A la Academia le faltó esa suerte para empezar derecho. La principal novedad en el equipo de Gago en el arranque de esta Liga Profesional de Fútbol estaba en el mediocampo, donde más sufrió las pérdidas la Academia de un año al otro. A las lesiones de Leonel Miranda y Emiliano Vecchio se le sumó la millonaria venta de Carlos Alcaraz a la Premier League .
Los compañeros del triángulo que lidera Aníbal Moreno ahora son Juan Ignacio Nardoni y Maximiliano Moralez . Más allá del rendimiento individual, con ese cambio de nombres a Racing puede costarle más algo que fue su identidad durante el año pasado: recuperar rápido y en campo contrario la pelota. En la segunda mitad la escena fue similar, pero ya con un equipo local más cansado y con Belgrano muy confiado en su partitura, que ya ni siquiera incluía el contraataque. Rojas y Carbonero fueron diluyendo su peligro. Los ingresos de Fértoli, Reniero y Cardona no trajeron ninguna solución.
Y el cero se hizo enorme como el Cilindro de Avellaneda. Las gargantas quedaron secas de goles para un festejo que ya estaba preparado y anunciado. La expectativa era otra, con un triunfo que aumente la algarabía. Pero el fútbol tiene estas sorpresas.