Tras una posesión satánica, nombran a dos sacerdotes para hacer exorcismos en Salta
El hecho habría ocurrido el viernes pasado cuando dos mujeres habrían presenciados un exorcismo en la secretaría de la Catedral. Ayer, el Arzobispado emitió un comunicado en el que designa a los párrocos Loyola Pinto y de Sancristóval y Héctor Fernando como exorcistas oficiales.
Según el relato de las testigos que necesitaban hacer un trámite en esa oficina, golpearon la puerta y mientras esperaban a ser atendidas escucharon fuertes gritos y ruidos adentro, por lo que se quedaron expectantes y siguieron golpeando la puerta.
Ante la insistencia fueron invitadas a pasar a la zona del escritorio desde donde, a solo metros, pudieron observar al padre Loyola, uno de los sacerdotes autorizados por el obispo para exorcizar, ejercer este servicio frente a una joven mujer evidentemente poseída por el demonio.
A raíz de la confidencialidad que merecen estos asuntos, lejos de prestar declaraciones, monseñor Mario Antonio Cargnello respondió públicamente con un comunicado oficial que reza lo siguiente: "La fe en Jesús se concreta en creer que por su muerte en la cruz y su gloriosa resurrección ha vencido a la muerte y al pecado. Igualmente, el demonio sigue empeñado en alejar a las almas de Dios invitándolas, a través de la tentación, a pecar. Por eso podemos afirmar que ese es el peor de los males, y causa de tantos otros. A esto se lo suele denominar 'acción ordinaria de demonio'.
Además, según el comunicado, el demonio puede actuar de forma extraordinaria a través de la infección de lugares, la vejación a personas y la más extrema, que es la posesión. "Se le llama extraordinaria, no solo por sus manifestaciones externas sino por su poca frecuencia".
Con el mandato de Cristo, la Iglesia, mediante el ministerio del exorcista, tiene el poder de expulsar los demonios que una persona posea, realizando el rito de exorcismo. Para esta Arquidiócesis he designado a los presbíteros Loyola Pinto y Héctor Fernando Campero como tales. Todo lo que tenga que ver con este servicio tan delicado entra en absoluta reserva y discreción. Acompañemos con nuestra oración este ministerio".
Con este comunicado de la Iglesia, que reconoce el accionar del diablo y su poder sobre algunas personas que llegan a ser poseídas, se abren las puertas a la penumbra del espíritu, a la morbosidad humana y también a la reconciliación con la fe perdida, la que podría proteger y acaso librar al ser humano de este mal extraordinario.