Celador de la cárcel federal de Güemes fue detenido por dar celulares a reos para vender droga

En un operativo contra una red de narcotráfico que operaba dentro del Complejo Penitenciario Federal ubicado en General Güemes, se detuvo a un celador que, en su auto, ocultaba drogas y celulares, los cuales, provenientes de requisas internas, eran vendidos a los internos en un circuito de reventa que facilitaba el tráfico de estupefacientes.

Esta nueva detención, resultado de una segunda etapa de la investigación, tuvo lugar el viernes 8 de agosto y se dirigió contra el agente penitenciario Delfor Alejandro Dávila. El celador cumplía funciones en el "Pabellón Cerrado", un sector diseñado para controlar a presos de mala conducta, donde se gestó la organización que llegó a monopolizar el ingreso de celulares, drogas y psicofármacos.

El primer gran golpe de la investigación ocurrió el 10 de junio. En esa ocasión, un gran despliegue de Gendarmería, que incluyó drones para registrar la actividad, desactivó la banda y permitió imputar a ocho internos, incluido el jefe de la red, Rubén Ángel Rodríguez, alias "El Patrón". Se descubrió que los celulares eran cruciales para el negocio, ya que a través de ellos los presos solicitaban y revendían las drogas en una red interna.

Según indicó El Tribuno, en videos difundidos por la Fiscalía, se pudo observar cómo los secuaces de Rodríguez, entre ellos Ezequiel Toledo, fraccionaban los envoltorios y promocionaban la droga. "Tenemos amarilla, blanca y verde", se jactaban en alusión a pasta base, cocaína y marihuana, mostrando el gran surtido de estupefacientes que distribuían.

En esta segunda visita al penal, la Fiscalía fue directamente contra Dávila, quien, al advertir el operativo, alertó a los internos y al personal involucrado. Lo que no sabía el celador era que su detención coincidió con una requisa sorpresa del Ministerio de Seguridad de la Nación, lo que dejó en evidencia su accionar.

 En su auto se encontraron las pruebas que lo vincularon al delito.

El fiscal General, Eduardo Villalba, resaltó la conducta corporativa de Dávila durante la audiencia de imputación. En la misma, Dávila fue imputado en calidad de "organizador" de tráfico de estupefacientes, con el agravante de haber cometido el delito en un lugar de detención. Se le suma también la tenencia de drogas con fines comerciales y un posible incumplimiento de sus deberes como funcionario público.

Según la investigación, Dávila era la persona que proveía de celulares a los reclusos para que pudieran llevar adelante la venta de drogas. Su rol como celador en el "pabellón cerrado" le brindaba la cobertura necesaria para que el tráfico interno de droga se desarrollara con un descaro tal, que era imposible que no contara con su consentimiento.