La iniciativa fue aprobada por mayoría, con siete votos a favor y tres en contra. La impulsora del proyecto, la concejala Daiana Freiberger, argumentó que el Presidente “desconoce la política de Estado sobre Malvinas y se alinea con intereses británicos”.

Durante su discurso en el cenotafio de Plaza San Martín, Milei afirmó:
“Anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies. Por eso buscamos ser una potencia, a punto tal que ellos prefieran ser argentinos”.
Estas palabras generaron rechazo inmediato en sectores políticos y sociales de Tierra del Fuego.

Freiberger consideró que el mandatario promueve una postura de sumisión frente al Reino Unido, al reivindicar la autodeterminación de los isleños, algo que “contradice la legítima e imprescriptible soberanía argentina”.

“Desde que asumió, Milei tomó decisiones que atentan contra la integración territorial y favorecen intereses extranjeros”, remarcó.

La medida, de fuerte carga simbólica, refleja la tensión creciente entre el gobierno nacional y las autoridades fueguinas, en una provincia donde la causa Malvinas tiene una profunda raíz identitaria.