El Gobierno se encuentra evaluando la posibilidad de incrementar un impuesto que repercute directamente en el costo del litro de nafta y gasoil, lo que podría derivar en un nuevo aumento en el valor de venta en las estaciones de servicio. Se trata de los impuestos al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), cuya actualización se ha postergado durante 10 trimestres consecutivos desde julio de 2021.

Según especialistas de la consultora Economía & Energía, de aplicarse la actualización correspondiente, se estima un aumento del 8% en el precio de la nafta y del 11% en el gasoil. Estos porcentajes representarían un incremento significativo en el gasto de los consumidores en un contexto económico ya complejo.

Aunque desde la Secretaría de Energía se ha indicado que se está evaluando qué medidas tomar respecto a los impuestos, la incertidumbre persiste entre los usuarios y el sector empresarial, especialmente tras la marcha atrás con el capítulo fiscal de la ley ómnibus.

El exministro de Economía Nicolás Dujovne ha señalado que los impuestos a los combustibles podrían representar una vía adicional de recaudación para el Gobierno, en un momento en que se busca fortalecer las arcas estatales. El último congelamiento de precios de los combustibles, establecido hasta el 1° de febrero de 2024, ha generado preocupación entre los consumidores, especialmente en un contexto de caída del consumo y aumento de los precios en otros sectores de la economía.

El impacto de estas medidas se refleja en el bolsillo de los ciudadanos, con un incremento del precio de los combustibles que supera el aumento del tipo de cambio en el mismo período. La incertidumbre sobre futuros aumentos y su impacto en la economía familiar resalta la importancia de mantenerse informado sobre las decisiones gubernamentales y sus implicaciones directas en el día a día de la población.