Se reabre la mesa de negociación UE-Mercosur
Las nuevas restricciones en materia ambiental que tiene en carpeta la Unión Europea encendió alarmas en los países del bloque sudamericano.
Representantes de la Unión Europea y del Mercosur se reunirán el próximo 15 de septiembre en Brasilia para continuar las negociaciones sobre el acuerdo de libre comercio. Así lo afirmó el ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, quien reiteró la posición del Mercosur de que “la salvaguarda del medio ambiente que propone la UE no se convierta en un pretexto para aplicar medidas proteccionistas ”.
A pesar de que se trata de un tema que viene con amagues desde hace dos décadas, Vieira se mostró “optimista” sobre el curso de las negociaciones y dijo que se sigue apuntando a cerrar el acuerdo antes de fin de año. “Los demás países del Mercosur tienen la misma posición. Ya hablé con los cancilleres de Uruguay (Francisco Bustillo Bonasso), Argentina (Santiago Cafiero) y Paraguay (Rubén Ramírez Lezcano)”, precisó.
En el último tiempo surgió una nueva diferencia entre los bloques, que ahora está en el centro de la mesa de negociación. Se trata de las normas contra la deforestación que busca aplicar la UE y que tendrían un impacto negativo sobre las exportaciones sudamericanas hacia el Viejo Continente , particularmente sobre las ventas de Brasil. Ante ello, la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur emitió un comunicado en donde manifiesta su "preocupación por las medidas unilaterales de la UE".
Otros importantes damnificados en el concierto global de los socios comerciales de la UE serían Honduras , Indonesia y Malasia , que son los mayores proveedores de café, aceite de palma, y caucho del continente. En esa línea, el mes que viene la Unión Europea (UE) comenzará a poner en vigencia su Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés). Se trata de una herramienta de carácter ambiental que tendrá en los hechos un impacto proteccionista sobre las importaciones que realiza esa región, especialmente en el caso de los orígenes de países en desarrollo.
La implementación de este mecanismo, de todos modos, será paulatina, de acá a comienzos de 2026. La idea del "Mecanismo" es castigar las importaciones de bienes que contienen una carga de emisiones de carbono que supera las exigencias que tienen las empresas que operan en territorio europeo. Así, los primeros perjudicados serían los exportadores de los países emergentes. Al margen del tema ambiental, un puntilloso informe elaborado por los especialistas Luciana Ghiotto y Javier Echaide, advierte que "el Mercosur y la UE tienen innegables asimetrías económicas.
Este acuerdo mantendrá y profundizará las asimetrías existentes. El aumento en la exportación de productos agrícolas hacia la UE conducirá a una profundización del modelo de agronegocios, mientras que los países del Mercosur podrían sufrir una mayor desindustrialización y la exacerbación de las consecuencias ambientales y sociales negativas , que se derivan de la profundización de la producción basada en monocultivos y explotación de minerales". Además, sostienen que " el acuerdo tendrá un impacto directo en sectores productivos que hoy generan una importante cantidad de empleo , especialmente en los sectores de autopartes, maquinarias, químicos, textiles y calzado". Concluyen que "los grandes ganadores de este acuerdo son las grandes corporaciones europeas.
Estas son económicamente más fuertes y están mejor posicionadas que sus contrapartes del Mercosur". De acuerdo a un informe de la consultora LLYC, Portugal sería unos de los países más beneficiados por el acuerdo comercial. Ese documento detalla que "las exportaciones portuguesas a Brasil han disminuido en los últimos años, por lo que el acuerdo podría conllevar un nuevo incremento que revierta el estado actual de la balanza comercial entre los países, actualmente desfavorable para Portugal".
Asimismo, el país luso oportunidades para mejorar la inserción de su producción de vino en Brasil y de automóviles. Por otro lado, el informe destaca oportunidades para el sector autopartista de Brasil y Argentina, ya que la UE importa piezas por 63 mil millones de dólares anuales. También habría potencial de mercado en empresas del sector químico, textil, calzado, productos de higiene y limpieza, lácteos, carne vacuna y aves, fruta y verduras y cereales.