Se reglamentó la nueva ley de antibióticos y Córdoba trabaja en la adaptación a la norma

En un acto en Casa Rosada, este lunes se firmó el decreto que reglamenta la ley 27.680 de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos , aprobada por unanimidad en agosto de 2022. El objetivo de la norma es combatir una de las principales amenazas de la salud pública a nivel global restringiendo el uso de antibióticos a las situaciones en las que sean imprescindibles o insustituibles.

Si bien en Argentina las provincias tienen autonomía para las decisiones sanitarias, en este caso se trata de una ley de orden público que tiene aplicación en todo el territorio nacional sin que exista la necesidad de elaborar un proyecto de adhesión en cada distrito. Al respecto, desde el Ministerio de Salud de Córdoba indicaron a La Voz que a través de la Dirección de Farmacia se trabajará con los hospitales y el Colegio de Farmacéuticos de Córdoba (CFC) para garantizar los distintos aspectos de la ley y establecer el proceso de adaptación a la norma.

“Leyes como estas que generan un cambio radical requieren un tiempo de implementación, de comunicación y de adaptación tanto de las farmacias como de los pacientes. Por eso es posible que si hoy compramos un antibiótico todavía no nos pidan la receta archivada”, apuntaron. Por su parte, desde el CFC remarcaron como positivo el impacto que tendrá la normativa para el uso racional de los antimicriobianos, aunque advirtieron que su éxito también dependerá de que los profesionales cumplan con la norma y que las instituciones responsables lo supervisen.

“El Ministerio de Salud a través de la Dirección de Farmacia, que es el organismo de control, nos comunicará de qué manera se adaptará la ley. Ya hemos recibido muchas consultas de farmacéuticos al respecto pero estamos esperando una respuesta”, explicó a este medio Diego Miranda, vicepresidente del CFC. La norma apunta a modificar los hábitos de uso inapropiado de antibióticos, además de disminuir su ingesta compulsiva. Con este propósito establece que todos los medicamentos antimicrobianos deben expenderse bajo receta archivada, lo cual no implica la presentación de receta duplicada como si se tratara de un psicotrópico. De esa manera, para poder acceder a un antibiótico el paciente deberá necesariamente realizar una consulta y obtener una derivación médica, también contemplar y respetar la dosis, el intervalo y la duración completa del tratamiento.

Además, las presentaciones destinadas a la promoción sin valor comercial (muestras gratis, para profesionales o cualquier otra denominación) de estos medicamentos deberán ser entregadas a las farmacias de establecimientos sanitarios y estas las dispensarán a los pacientes solo bajo receta del profesional médico que autoriza su entrega, en cantidad suficiente para el tratamiento completo y en un solo envase. Asimismo, se establece que en los casos en los cuales se hubiera iniciado el tratamiento antimicrobiano por vía parenteral (distinta a la digestiva) y debiera completarse en forma ambulatoria, la farmacia de la institución responsable de la atención del o la paciente deberá dispensar la dosis suficiente para completarlo.

La resistencia antimicrobiana (RAM) es una problemática global que se produce cuando los microrganismos patógenos (hongos, parásitos, pero principalmente bacterias) que causan enfermedades se vuelven resistentes a los medicamentos que se utilizan para combatirlos. Se estima que para el año 2050, la RAM puede constituirse en la primera causa de muerte a nivel mundial si no se genera una respuesta global conjunta y sistematizada. “Es indispensable frenar este fenómeno a través del control del uso indiscriminado y su restricción a situaciones indispensables”, explicó a La Voz Ernesto Jakob, infectólogo cordobés integrante de la Comisión Interdisciplinaria sobre Resistencia Antimicrobiana.

De todas formas, el especialista advirtió que la RAM no se podrá controlar totalmente y refirió a los casos de otros países donde surgen bacterias resistentes a pesar de que el consumo de antimicrobianos esta reglamentado. El impacto de la resistencia se ha visto acelerado en las infecciones bacterianas asociadas al cuidado de la salud en pacientes hospitalizados, siendo cada vez más resistentes a los antibióticos y limitando las herramientas terapéuticas. “La RAM es mucho más profunda en las instituciones hospitalarias y aún más en los pacientes que están en terapia intensiva.

Eso lleva a encarecer el costo de la medicina de forma superlativa, al punto de que hay antibióticos que superan los $ 50 mil por tres días de tratamiento, por ejemplo”, explicó Jakob. En ese sentido agregó: “cada vez la medicina es más cara y más limitada a determinados grupos que lo pueden pagar y para las obras sociales el costo del uso de antibióticos para combatir gérmenes multiresistentes es enorme”. En rigor, un uso responsable de los antibióticos implica no interrumpir los tratamientos con antibióticos, tomarlos en los momentos indicados por el profesional de la salud, no consumirlos en el caso de infecciones virales, y no comprarlos sin receta. “También es importante la formación de los médicos.

Ellos no reciben especializaciones sobre el tema más allá de su carrera, de la cual egresan sin información sobre lo que está pasando y recetan antibióticos sin tanto reparo”, cerró el profesional. Durante septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2020 el Colegio de Farmacéuticos de Córdoba realizó un estudio sobre RAM dónde se detectó que del total de solicitudes de antibióticos en distintas farmacias de Capital y el interior provincial los pedidos sin receta constituyeron el 31,9%. El grupo etario que más solicitó estos medicamentos sin prescripción médica fue el que va de 25 a 44 años, seguido por el de 45 a 65 y luego por el de 13 a 24.

Los antimicrobianos más solicitados fueron la amoxicilina y la ciprofloxacina, seguidos por la azitromicina y la amoxicilina con ácido clavulánico. Sobre los motivos para pedir antibióticos sin receta, la mayoría dijo haberlos utilizado antes para las mismas afecciones o no tener tiempo para acudir a la consulta.