“Argentina es un país mucho mejor que hace cuatro años”, afirmó, detallando los éxitos de su gobierno en empleo, infraestructura, viviendas, industria, universidades, y derechos para mujeres y disidencias.

En un tono autocrítico, admitió: “No hemos logrado resolver una matriz económica sólida para el acceso a una vida digna”. A pesar de ampliar derechos, reconoció que queda trabajo por hacer. Culminó su alocución señalando la difícil situación heredada en 2019, con altos índices de pobreza e inflación, y una deuda comprometedora.

La frase más impactante fue su confesión: “Guardo conmigo el dolor profundo de no haber llegado a mejorar la vida de quienes aún están en la pobreza”.

Otros de los temas abordados por Alberto fueron las obligaciones contraídas por Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que durante la administración de Mauricio Macri fueron mencionadas por el presidente saliente. "En estos cuatro años, hemos experimentado las consecuencias negativas de una deuda asumida de manera irresponsable por el gobierno anterior. Esta es la causa principal de nuestra actual crisis social y económica".

Fernández resaltó que el acuerdo con el FMI permitió aplazar pagos que serían inabordables dada la economía en recesión heredada. Se refirió a esto como un motivo de tensión interna en el oficialismo y subrayó que la deuda originalmente implicaba el pago de 37.000 millones de dólares entre 2021 y 2022. De la deuda cuestionada, denunciada en los tribunales federales y actualmente bajo investigación por el propio FMI, Fernández afirmó que no queda en Argentina ni un solo dólar.