Córdoba, la capital nacional de los “votos huérfanos”, donde Massa y Milei libran la batalla final
CÓRDOBA.- Una vez más, Córdoba aparece como decisiva en el balotaje, igual que en 2015, cuando le dio la victoria a Mauricio Macri frente a Daniel Scioli. Este distrito, que representa 8,6% del padrón nacional, tiene hoy más de 1,2 millones de “votos huérfanos”.La incógnita es a dónde irán en el balotaje esos votos “sin dueño” -los de quienes eligieron a Patricia Bullrich, Juan Schiaretti o Myriam Bregman-, que representaron en Córdoba el 53% del total de los votos positivos en las elecciones generales de octubre. Un récord nacional. Esta centralidad, no solo geográfica, de Córdoba, atrajo a los candidatos: Sergio Massa, postulante de Unión por la Patria (UP), recorrió la provincia durante dos días la semana pasada, cuando visitó la zona agro productiva que más adversa le es al kirchnerismo y realizó un acto en la capital, y Javier Milei hará su cierre nacional este jueves en el Patio Olmos, el mismo lugar que en 2019 usó su ahora aliado Macri.Los “votos huérfanos” suman 9.570.356 en todo el país. En porcentaje, detrás de Córdoba (53%), están CABA (47,9%) y Santa Fe (37,8%). En cuanto a número de votos, los 1.216.864 de Córdoba solo fueron superados por los 3.094.270 de la provincia de Buenos Aires (11° en porcentaje).Massa busca principalmente a los electores que eligieron a Juan Schiaretti, quien aunque se declaró prescindente, en las últimas semanas se posicionó en la vereda de enfrente del candidato oficialista. Su sucesor, Martín Llaryora, evitó cabecear los centros que le tiró tigrense, quien se aferra a la relación que tuvo con José Manuel de la Sota. Hay distritos del peronismo cordobés que se pronunciaron a favor de Massa, pero sus líderes no lo hicieron.Una campaña atípicaLa campaña electoral en marcha no es de las tradicionales. Las estructuras de los partidos no están en la calle, ni la del peronismo ni la del radicalismo, aunque hay dirigentes de ambos partidos que trabajan para los candidatos. Para Massa, los del “peronismo sentimental, de convicción”, según los define el líder de una seccional capitalina, y para Milei, la UCR “más alfonsinista y la de Ramón Mestre”. En el Pro, los más fuertemente alineados con Macri -aun cuando se asociaron al peronismo en las elecciones provincial y municipal- se pronunciaron abiertamente por el libertario y fiscalizarán. El juecismo, muy autocrítico de lo hecho por JxC, tomó el mismo camino.El politólogo Federico Zapata, autor del libro “Los muchachos cordobeses. Cómo se construyó un peronismo diferente (y qué podría aportar a la Argentina del futuro)” define como “muy particular” al votante cordobés. Lo caratula como “independiente” y dice que “se va corriendo en función de lo que considera mejor”.Zapata habla de “pluralidad electoral”, de una sociedad constituida con “muchas capas” de identidad acumuladas, con “tensión entre modernidad y tradición” y con un “alto nivel de pragmatismo, típico de la ‘democracia de los farmers’, pero con ruralidad y urbanidad integradas”.Para Zapata, está claro que la relación de la sociedad cordobesa con los K está rota: “El kirchnerismo fue perdiendo densidad nacional, se fue convirtiendo en una casta bonaerense. El peronismo cordobés, a la inversa que el kirchnerismo, que quiere peronizar a la sociedad, se dedicó a ir hacia la sociedad; se hizo cordobés”, destacó Zapata. Según él, Milei será favorecido en este distrito por la incorporación de Macri. “La provincia que fue el kilómetro cero de Cambiemos, también tendrá un rol crucial en su cierre de ciclo, en su proceso de reconfiguración”, dijo el analista. Por sus características, en Córdoba hay tres jurisdicciones en una: la “pampa gringa” en el centro sur; la ciudad capital, que es el distrito del país que más votos huérfanos concentra (467.145), y el norte, que tiene características similares a La Rioja y Santiago del Estero.La “pampa gringa”, que no perdonó al kirchnerismoCon unos 130.000 habitantes, Villa María es la cabecera del departamento de General San Martín. Está 150 kilómetros al sur de la capital cordobesa y domina la producción agrícola ganadera. Es parte de la región más enfrentada al kirchnerismo, la que lo castigó siempre después de la pelea por la resolución 125, cuando el campo protagonizó tractorazos y protestas vigorosas.Es la segunda cuenca lechera del país y la primera industrial láctea, con fábricas como La Tonadita, Noal, Nestlé, Santa Clara, Saputo y Punta del Agua instaladas en la ciudad o en localidades anexas. En la ruta de ingreso está ACA Bio, gigante cooperativo de la producción de bioetanol de maíz y cuenta con un importante parque industrial tecnológico. Su sucursal del Banco Nación, según datos oficiales, es la segunda a nivel nacional en asistencia a empresas, solo detrás de la de Plaza de Mayo. A las dos universidades nacionales con que cuenta (la de Villa María y la Tecnológica) asisten 20.000 estudiantes.En las PASO y en octubre, Massa quedó cuarto y tercero, respectivamente. A nivel municipal, el peronismo ganó y completará 24 años de gestión. El actual intendente, Martín Gill, fue funcionario en esta gestión nacional y, aunque en la votación local se alió al peronismo provincial, acompaña a Massa. Está persuadido de que conquistará la mayoría de los votos de Schiaretti: “Tiene una visión diferente, autónoma, y aun los sectores más radicalizados entienden que con él nace algo distinto; domina su convocatoria a la unidad nacional y hará acciones concretas para terminar con la discriminación que viene desde [Eduardo] Angeloz”. En su visita a Córdoba -donde recorrió Río Cuarto, James Craik y la ciudad capital- Massa tomó parte de la agenda que Schiaretti desplegó en su campaña, como la eliminación de retenciones, la suba del corte de biocombustibles y el cumplimiento del presupuesto para las transferencias a la Caja de Jubilaciones.Roberto Cattivelli, exdelegado de Federación Agraria, dice sin embargo que no puede tener “esperanzas” con un candidato que es “la misma cara que está en el gobierno”. Enfatiza que a los productores de pequeña y mediana escala “se los ha olvidado, castigado”. Cuenta que los tambos chicos de la zona “desaparecieron” y que “la producción se concentró”. Advierte que la mayoría hace agricultura o alquiló sus campos y que “eso también implica que la gente se vaya a las ciudades, que los jóvenes dejen sus lugares”.Aunque Gill milita para Massa, en la ciudad no hay señales de una campaña activa. Se ven muy pocos carteles del candidato y ninguno de Milei. Los referentes locales de Pro, Darío Capitani (expresidente del partido, excandidato a intendente y legislador provincial) y Karina Bruno, legisladora provincial electa, sostienen que son “prescindentes en serio”, que no hacen campaña por el libertario porque no los “representa”.Para Capitani, Massa es la “antítesis” de su pensamiento y con Milei no comparte “sus posturas intransigentes, modos ni formas”. Ambos militaron por Patricia Bullrich y Macri vino a apoyarlos en la votación municipal de setiembre.Los dirigentes peronistas de la zona definen como “solitarias” a las críticas de Schiaretti a Massa. Apuntan que no fue casualidad que Massa llegara con Juan Manuel Urtubey, exsocio de “el Gringo”. Reconocen que el “núcleo duro” del campo no los acompañará, pero confían en que habrá una “mejora” en la performance electoral porque el tigrense “generó un clima distinto”.Igual que Gill, Agustín González, intendente de Cruz Alta (departamento Marcos Juárez, también “pampa gringa”) acompaña a Massa desde antes de que oficializara su candidatura. “Ya le sacó las retenciones a 32 posiciones arancelarias del campo y hará más -señala-. Las bases van a votar al peronismo, pero él va más allá porque no se puede pescar en una pecera, hay que pescar en el mar, sumará votos del radicalismo, del socialismo”, se ilusiona. Confía en que habrá electores “tapados”, que “no dicen que acompañarán, pero que lo harán”.La Ciudad, el fuerte a conquistarLa campaña se siente más en las mesas de los bares y en las reuniones que en las calles de la capital cordobesa.Y aunque no hay clima electoral, en la acción se impone claramente Massa. Su gente reparte votos en la céntrica plaza San Martín; mucha militancia se desplegó en la marcha del día del orgullo gay; en las facultades de la Ciudad Universitaria hay carteles sobre cuánto costaría la educación estatal gratuita si Milei fuera presidente y hay días en que referentes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) regalan plantines con votos y advierten que la entidad podría desaparecer si no triunfa el oficialismo.El acto massista en el club Juniors contó con una fuerte movilización gremial y la presencia de dirigentes kirchneristas y algunos -muchos menos de los esperados- del peronismo local. La diputada nacional Natalia de la Sota, hija del exgobernador, se pronunció a favor del tigrense y lo acompañó a Misiones.La legisladora provincial y vicepresidenta de la Unicameral, Nadia Fernández, fue al acto. “Lo que dijo fue alentador porque tomó una agenda que veníamos sosteniendo con Schiaretti, pero no quiere decir que haya un cheque en blanco. Si es electo, veremos qué hace”, dijo y aclaró que su participación no implicaba “salir de Hacemos por Córdoba” porque el suyo “es un apoyo personal”.“El peronismo se estructura cuando hay una consigna clara de la conducción, entonces se concentra o se dispersa. Esta vez no la hay”, insiste un referente peronista de Villa El Libertador, el barrio de más peso electoral de la ciudad, equiparable a La Matanza de Buenos Aires. “Hay dirigentes sueltos que acompañan, pero la estructura no se mueve”, enfatizó.En octubre, en la ciudad de Córdoba, Massa sacó 12,62% de los votos (menos que el 13,42% que logró en la provincia, con un crecimiento de 129.774 boletas respecto de las PASO) y quedó tercero, detrás de Milei (32,4%) y de Schiaretti (29,51%).En este departamento, la expectativa massista estuvo en que la estructura de Llaryora -con quien tiene relación- jugara para él. No lo logró. Si bien hay dirigentes del “cordobesismo” armado por el intendente y gobernador electo, el “aparato” no se mueve.Desde el círculo íntimo de Llaryora admiten que Massa tuvo como “aciertos” el pedir “disculpas” por el trato de la Nación a la provincia en los últimos 20 años y tomar algunos puntos de la “agenda federal”, pero subrayan como error “importante” el “diferenciar” al intendente de Schiaretti.“Es no comprender que la alianza no se rompe, no entender cómo funciona el peronismo de Córdoba -reflexiona un referente del sector-. Lo levanta a De la Sota para ningunear a Schiaretti. Se perdió lo que pasó en los últimos años. El Gringo quedó bien parado a nivel nacional y, con él, todos. Hay una posición de fortaleza para negociar”. Llaryora no oculta su proyecto de ganar protagonismo nacional de arranque, una conducta que Schiaretti demoró hasta este año.Aunque los candidatos supongan que su debate en redes sociales por cuánto les gusta o no el cuarteto puede haberlos acercado a los cordobeses, la situación que se palpa es la inversa. Molestó, fue visto como una subestimación de los motivos para elegir.Milei no vino nunca a hacer campaña a Córdoba. Desembarcará este jueves, convencido de que puede conseguir la diferencia que lo lleve a la Casa Rosada. En los nada científicos relevamientos callejeros queda patente la voluntad de cambio, de no querer seguir con lo que hay. También son muchos los disconformes con las dos propuestas, que analizan si votar en blanco o hacerlo por el candidato “menos peor”.Gabriel Borononi, diputado nacional electo de La Libertad Avanza, sostiene que de Córdoba saldrán “los votos para que sea Presidente” y dice que “por eso cierra” en la ciudad. Borononi confía en que el resultado sea incluso mejor que el que obtuvo Macri en el 2015, cuando alcanzó 71,52% (1.546.831 votos) contra Scioli, que sacó 28,48% (616.002). La diferencia fue de 930.829 votos entre ambas listas. A nivel nacional, Cambiemos ganó por 680.607.El senador nacional y excandidato a gobernador Luis Juez ratificó que en JxC local decidieron “preservar la construcción colectiva, sea cual sea el posicionamiento personal”. Y dijo: “Hay esfuerzos para sostener esa membresía, más allá de lo que pase a nivel nacional”. En lo personal, aunque caratuló esta elección como una competencia entre Drácula y Frankestein, votará a Milei. “Vamos a acompañar”, afirmó. Y si bien dijo que fiscalizarán, aclaró que lo harán en la medida que les pidanEl norte, las tierras secas donde dominó SchiarettiEl paisaje del norte cordobés es seco, de pastizales y arbustos. Aunque hay producción ganadera, las economías regionales fueron cayendo con los años, condicionadas por la estructural falta de agua en la región y por las políticas estatales que no las impulsaron. Los departamentos del noroeste, como Pocho, Minas, Cruz del Eje e Ischilín, presentan los peores indicadores sociales de la provincia.Unas 50.000 personas viven en la ciudad de Cruz del Eje, cabecera del departamento del mismo nombre, en donde en octubre ganó Schiaretti (31,79%), Massa quedó segundo (27,44%) y Milei, tercero (23,4%). En esa elección, Hacemos por Nuestro País se impuso en toda la región noroeste y ahora Massa espera quedarse con esas voluntades.Cruz del Eje, 145 kilómetros al noroeste de la capital provincial, acumula una larga historia de fracasos económicos. El cierre del ferrocarril en 1978 marcó un descenso abrupto de su actividad -están abandonadas máquinas históricas donde viajaron Hipólito Yrigoyen, Eva Perón, y Humberto Illia, oriundo de la ciudad, igual que decenas de vagones-; también pasó de ser la capital nacional del olivo a apenas producirlo; soñó en épocas de Angeloz con la radicación de una fábrica de Honda, pero no ocurrió. Terminó siendo una cárcel provincial, construida en 2002, la que le dio algún impulso. El penal ocupa a 2000 personas.Empleo estatal, planes sociales (la comuna Guanaco Muerto, en el departamento, registró en 2017 el récord nacional de pensiones por discapacidad) y producción hortícola son los pilares de la actividad.A días del balotaje, el escenario político está “revuelto”. Distintas líneas del PJ trabajan para Massa pero “con peleas”. Proyectan que UP ganará el noroeste cordobés, pero reconocen que “ya la dirigencia no arrastra votos”.Hace diez días, invitados por el gobernador riojano Ricardo Quintela, estuvieron con él y hubo videoconferencia con Massa, dirigentes peronistas y una decena de jefes comunales radicales de los departamentos Minas, Cruz del Eje e Ischilín.El llaryorista Claudio Farías, intendente de Cruz del Eje, es uno de los que acompaña a Massa y fue a esa reunión: “Hay clima de preocupación, no de campaña. Hay preocupación por comer. En lugares como éste se necesita del Estado presente. Hay que reformar todo lo de planes sociales, reconvertir la ayuda social. De la pobreza estructural solo se sale con educación”. Farías deja el cargo en diciembre y será reemplazado por Renato Raschetti, de JxC.Los reclamos productivos se acumulan. José Carbelo reemplazó sus olivos por tomate, berenjena, pimiento y hojas verdes. “Las economías regionales están muy caídas. Lo que puso el Estado lo puso poco y mal -describe-. Hacen falta perforaciones, riego por goteo; si no, no se puede”. Este productor no tiene muchas expectativas en que haya cambios después de la elección.El padre de Sergio Sánchez llegó a tener cien hectáreas de olivo. Hoy él hace dos, y alfalfa y melones. De no mediar lluvias, en diez días le cortarán el agua a los sectores productivos para privilegiar el consumo humano. “¿Si se corta, de qué vivimos? Este fue un año muy duro, no levantamos cabeza. Lo que producimos lo vendemos directo, porque si no, todo queda en manos del intermediario”, dice. Toda la familia, los cinco, trabajan “de sol a sol” porque “no da para contratar a más”. Tampoco él cree que un cambio de gobierno vaya a traer las soluciones estructurales que esperan.Soledad Álvarez es la tercera generación de la fábrica de aceitunas Álvarez, que cumplió cien años, la más antigua de la ciudad, que fue testigo de la época de oro de los olivares (hoy traen desde La Rioja porque la producción local no alcanza). Fundada por su abuelo, exporta desde sus inicios a Brasil, además de atender al mercado interno. Señala que el tipo de cambio está afectando de lleno a las operaciones al exterior. “Veremos qué pasa; tienen que mejorar las condiciones”, dice.La monja africana Theresa Varela, cuya fundación tiene siete comedores populares, advierte que “hay que terminar con los planes sociales como están ahora, porque son la perdición”. Por eso, empezaron a dictar cursos de oficios, para que “haya más posibilidades de trabajar” y, a la vez, porque los adolescentes piden más “oportunidades”.Varela vive en Cruz del Eje hace algo más de 20 años; es testigo de la decadencia económica que no hizo más que profundizarse. Y no es ajena al sentir dominante: quienes la conocen cuentan que su esperanza de que el próximo gobierno nacional mejore la suerte del lugar está solo alimentada por su condición de una mujer de fe.