Luciano Pereyra: “Fusionar folklore con lo urbano es adaptarse a los cambios”
Luciano Pereyra atiende el Zoom pactado con VOS desde su casa en Luján y se lo nota enfocado en su carrera.
El cantante de 41 años (que luce prácticamente igual que cuando surgió, hace unos 25 años) está en un evidente plan de expansión, por doble vía.
Por un lado, a juzgar por sus colaboraciones con artistas extranjeros, está apostando a consolidar su carrera internacional. En 2020 editó Me enamoré de ti con el pianista chino Lang Lang y Lleguemos a tiempo con la mejicana Edith Márquez; en 2021 sacó un tema con la chilena Denise Rosenthal y en 2022 la cosa se acentuó: publicó colaboraciones con los mejicanos Alejandro Fernández, Los Ángeles Azules y El Bebeto; el venezolano Nacho; los españoles Mocedades y Antonio Orozco y el puertorriqueño Pedro Capó.
Y por otra parte, puertas adentro de su país, está en medio de la gira “Hasta el alma”, en espacios de grandes proporciones que coronará ni más menos que en el estadio Mario Alberto Kempes el viernes 15 de diciembre.
“¿Sabés lo que es el día de la prueba de sonido, poder estar en patas y pisar ese césped un ratito?"
ilusionado con el momento, como buen futbolero que es. “Después va a estar el escenario, pero salir a una cancha de fútbol, a uno de los estadios mundialistas más importantes de Argentina y del mundo por la historia que tiene va a ser increíble. Qué sé yo, por ahí (poder jugar) un fútbol tenis un ratito… no digo un picadito para no arruinar el césped porque viste que no te dejan, pero una cosita como para despuntar el vicio y decir ‘hice dos pases en el Kempes con los músicos’”, dice, más en serio que en broma.
En el mientras tanto, el cantante sigue adelante con su agitado ritmo de gira (con varios shows en el Movistar Arena porteño para noviembre) y lanzamientos de singles (el más reciente, Regresa , junto a Nahuel Pennisi). Está adaptado a los tiempos que corren. “Hoy en día se sacan más singles y al final termina formándose como el disco.
La música ha tomado otros rumbos: antes sacabas un sencillo y después tenías que ir a comprar el disco y descubrirlo. Hoy vas presentando el disco cada dos meses con una nueva canción. Este mundo tan rápido en el que vivimos todo tiene que ser en el acto. Hay como una carrera contra eso también: trato de no subirme a ese mundo de alta velocidad, pero sí tenés que tratar de ir adaptándote.
También es un lindo desafío porque te mantenés activo, te mantenés en trabajo”. Luciano, que sí rescata que hoy con la tecnología no hace falta tener que viajar lejos para trabajar con algún colega de otro país, dice que cuando “se pone todo como muy loco, muy rápido”, trata de bajar un poco. “Si no también te perdés de disfrutar cada momento, que hoy vuelan. Entonces trato de exprimir cada minuto de mi vida lo más que se pueda para disfrutarlo”.
Viendo su carrera en perspectiva, del folklore en su momento hizo una transición hacia el pop. Ahora, pareciera que también está en cierta “mutación” moviéndose un poco hacia lo urbano, por lo menos en cuanto a sonoridad.
¿Costó encontrar este nuevo “flow”?
Porque también has cambiado parte de tu forma de cantar. –Me encanta la palabra flow porque antes era cadencia o matices, ¿no? (risas). A mí me resulta muy divertido poder fusionar el folklore con algo urbano. Es adaptarse a los cambios.
Yo siempre digo que la música es como un árbol: vos tenés una raíz que la vas regando y ese árbol va creciendo y va transitando por todas las estaciones del año: se queda sin hojas, vuelve a florecer, le vuelven a salir hojas, soporta lluvia, frío, calores, pero todo eso hace que el árbol siga creciendo. En la música pasa lo mismo y en la actualidad, con tanta información musical, mi raíz la sigo regando de un género urbano.
Y ese árbol musical a mí me sigue nutriendo y me sigue enseñando. Ahora… nos subimos al escenario y no voy a dejar hacer una chacarera.
El cantante se entusiasma en su respuesta, imaginando cómo sería poner un sikus, un charango o una quena en algo más urbano. En definitiva, dice que para él “está buenísimo que ese prejuicio de hacer un solo género se haya roto”, citando a Mercedes Sosa como la gran precursora de eso. “Todos fuimos como por ese camino de saber que había que romper estructuras y barreras para enriquecernos aún más y no limitarnos a un solo género cuando la música te puede nutrir desde un montón de lados”.
Además, señala que hay una nueva camada de artistas “que tienen este verdadero flow ” y que pueden mezclar el trap con el urbano y con la cumbia. “María Becerra, que hace trap y de repente está cantando una cumbia, o Nicki Nicole con Los Ángeles Azules, ¡eso está buenísimo!”.
–¿Qué diferencias notás en las nuevas generaciones de artistas?
Creo que en los ‘90 y 2000 había más competencia, entre todos lo que estaban arriba. Y ahora entre los artistas nuevos, por lo menos en apariencia, hay una mayor camaradería entre tanta cultura del “featuring”. –Mirá, yo creo que en aquellos años la competencia no la hacíamos nosotros, las hacían las discográficas.
Hemos aprendido porque las generaciones van mejorando y nos van enseñando, que hoy a las discográficas les conviene que nos mezclemos y no haya esa competencia. Esta nueva camada de estos chicos nos enseñaron que no hay que dividir, hay que sumar.
Fue un proceso de cambios de aprendizajes absolutos, pero con mis colegas y amigos como la Sole, Abel, Los Tekis, nos juntábamos en el camarín a charlar y a tomar algo y cuando bajábamos del escenario o nos encontrábamos en un restaurante era para pasarla bien.
Competencia entre nosotros no, porque estamos todos en una misma ruta musical y aparte es nuestro trabajo. Andar pisoteándonos entre nosotros, no. No miro los números míos, ¡imaginate si voy a estar mirando los de otro artista! A mí déjame haciendo mi música, que me hace muy feliz.
De un tiempo a esta parte, Luciano Pereyra está cambiando notablemente su vestuario en escena (aunque ahora le dirían outfit ). Es una característica distintiva, más aún en el ámbito festivalero argentino.
Tanto que quizás se podría emparentarlo con algo dentro de la onda de Harry Styles, en cuanto a colores o formatos de las prendas que usa, como por ejemplo pantalones bien anchos y de tiro alto. “Primero… comodidad. Antes salía con esos chupines que eran todos apretados…
Ahora la moda también creo que ha cambiado y forma parte de la escena, arriba de un escenario”, empieza explicando, admitiendo que lógicamente trabaja con un grupo de vestuaristas. “Hay una parte del equipo que se encarga de eso y yo a veces digo ‘esto la verdad que está bien jugado, pero bueno… ¿si no cuándo me lo voy a poner?’.
A la hora del arte también todo se permite… estamos en el 2023, andar juzgando qué te pones o qué no te ponés, me parece que no va por ahí”. Si bien admite que una parte suya cree que a veces esto no tiene nada que ver con la garganta (“uno sale a cantar y listo”), entendió que “los looks también forman parte del show”. Esa comodidad también la transmite en su forma de cantar, que inclusive hasta ha generado a veces perspicacia sobre si está cantando realmente, porque parece que lo hace sin esfuerzo.
–¿Es pura técnica lo que tenés, fuiste puliendo eso con los años?
¿Cuál es el secreto detrás?
–Mucho esfuerzo, yo hago mucho esfuerzo durante la semana para que después en el escenario quizás no se note el esfuerzo. Es como un jugador de fútbol: se mata entrenando durante la semana y vos después ves que este tipo corre todo en los 90 minutos, hace ocho piques y vos decís ¿cómo puedo hacer?
A mí me pasa un poco parecido. Yo cuido mi garganta, tomo mis clases de canto y de foniatría de dos tres veces por semana, hago foniatría antes del concierto y después del concierto, una rutina de estiramiento y elongación.
Voy al gimnasio, salgo andar en bicicleta, trato de tener una buena capacidad de aeróbica, juego al tenis. Trato de tener una dieta dentro de todo equilibrada. Y trato de descansar, dormir bien: no hay peor cosa para la garganta que dormir poco.
Cada uno con su genética. A mí me toca cuidarme mucho porque si no sé que después no rindo. Yo creo en la dedicación, el sacrificio, el esfuerzo y en el tiempo para que las cosas salgan de la mejor manera posible. Me encanta mucho el trabajo.
O sea, uno puede tener una capacidad como para hacer algo, pero después lo tenés que trabajar, darle dedicación. Luciano Pereyra actuará el viernes 15 de diciembre en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba. Entradas en venta de $ 10.950 a $ 23 mil en edenentradas.com.ar.