En los últimos cinco años se duplicó la tasa de pobreza entre los mayores de 65 años
En algunas ciudades el índice de adultos mayores que no llegan a la canasta básica subió más de 10 puntos. Solo en tres jurisdicciones mejoraron los números. Concordia, Río Gallegos y los partidos del Gran Buenos Aires son las urbes con mayor proporción de adultos pobres.
La inflación se acelera mes a mes y los ingresos están lejos de seguir el ritmo de aumento de los bienes de primera necesidad. La pérdida de poder adquisitivo acecha a los asalariados y en especial a personas mayores de 65 años que viven de su jubilación. Tal es así, que en los últimos cinco años se duplicó la tasa de pobreza en la tercera edad y en algunas ciudades avanzó más de 10 puntos porcentuales.
Según la base de micro-datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, en el segundo semestre del 2017 había 229.002 mayores de 65 años pobres en Argentina, sobre un total de 3.430.330. En ese momento, la tasa de pobreza era de 6,3% y la tasa de indigencia para ese grupo etario alcanzaba el 0,9%. Cinco años más tarde, en el segundo semestre del 2022, la pobreza de la tercera edad saltó al 14,5% (512.409 personas) y la indigencia llegó al 1,7 por ciento.
Dicho de otra forma, la pobreza en mayores de 65 años se más que duplicó, evidenciando un empeoramiento del nivel de ingresos de los jubilados.
El resultado se corresponde con la evolución de algunas variables, como la evolución de las jubilaciones frente a la inflación general. En el segundo semestre del 2017 los jubilados percibían un haber mínimo de $7.246 y en diciembre de 2022 alcanzó los $60.124, lo que refleja un incremento nominal de 730% de punta a punta. En ese mismo período del Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó 809% y la Canasta Básica Total (CBT), que mide el total de gastos que debe hacer una familia para cubrir el 100% de sus necesidades (determina la línea de la pobreza), saltó de $16.677,44 en diciembre de 2017 a $152.515,29 en igual mes de 2022 (815%).
Los bienes y servicios de primera necesidad subieron así por encima de los ingresos de los argentinos de la tercera edad, dejando atrás a quienes viven de la jubilación mínima.
“En líneas generales, los jubilados tienen menor pobreza estadística, porque la canasta básica de los adultos mayores es mucho más baja. Sin embargo, las tasas demuestran que las jubilaciones se están retrasando respecto a la inflación. Las subas de precios están pegando fuerte entre las familias con ancianos”, comentó el economista Jorge Colina.
El ranking de la pobreza
La tasa de pobreza de la tercera edad no solo se duplicó a nivel nacional, sino que creció en casi todas las principales ciudades del país. Según los datos de la EPH, el aglomerado urbano con mayor proporción de personas mayores de 65 años en situación de pobreza es Concordia, con una tasa del 23,4%. Justo por debajo aparece Río Gallegos (23,3%) y un paso más atrás los partidos del Gran Buenos Aires (21,1%).
Ninguna de esas ciudades lideraba el ranking de pobreza de la tercera edad hace cinco años. Entre el segundo semestre del 2017 e igual período del 2022, Concordia aumentó 16,7 puntos porcentuales su tasa de pobreza en ese rango etario. Las otras dos ciudades tuvieron incrementos de 16,6 y 12,5 puntos respectivamente.
Es llamativo también el desempeño de Gran San Luis, que empeoró 15,4 puntos porcentuales su tasa de pobreza en personas de la tercera edad, pasando de 3,6% a 19% en el período analizado. Así, pasó de ocupar el puesto 28 a la posición número 4 en el ranking.
En el otro extremo se encuentran Ushuaia - Río Grande (5,8%), Bahía Blanca - Cerri (5,6%) y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (5,2%). No obstante, ninguna de esas ciudades mejoró sus tasas de pobreza en ese rango etario durante los últimos cinco años.
Los únicos aglomerados urbanos con resultado positivo fueron Santiago del Estero - La Banda, donde la tasa bajó de 11,3% a 10,5%; Formosa (mejoró 0,5 puntos) y Viedma - Carmen de Patagones (se redujo 0,29 puntos).
Las mejoras fueron mínimas y todas las demás ciudades empeoraron, con incremento en las tasas de pobreza de la tercera edad de entre 2,07 y 16,75 puntos en solo cinco años.