El fotógrafo que repite las mismas fotos que hizo 35 años atrás
Chris Porsz realiza una tarea de hormiga para ubicar y fotografiar de la misma forma en que lo había hecho en el pasado, a diversas personas.
Muchas tribus creían que sacarse una foto significaba que sus almas les eran robadas. Por ejemplo los navajos. Consideraban que esa camarita atrapaba no sólo la imagen de la persona, sino también su esencia. Una opinión respetable. Pero sin fotos no podríamos recordar cosas maravillosas. Guardar momentos únicos e irrepetibles. Llorar o reír ante una imagen que no recordábamos. Recuperar los rostros de aquellos que ya no están. Un paramédico británico, Chris Porsz, tiene un hobby: sacar fotos. Es su pasión y lo demuestra con sus instantáneas. Lo hace desde los años '70 cuando empezó a recorrer la región de Peterborough, en Inglaterra, con su cámara a cuestas. Recuerda que su primera cámara la compró para el nacimiento de su hijo en 1978. Y haber elegido a los habitantes de Peterborough no fue casual. Allí nació él. Por eso, cuando recorría las calles del lugar, a toda persona que consideraba interesante, la retrataba. A ninguno de ellos les robó el alma . Y hace siete años, a Porsz se le ocurrió una idea: ¿y si rastreaba a todos aquellos a los que había fotografiado? Una tarea de titanes. Usó las redes sociales, hizo cientos de llamados telefónicos , y su empeño tuvo premio. Pudo reencontrarse con más de 200 personas por el fotografiadas casi cuarenta años atrás. Y tanto trabajo se convirtió en dos libros llamado Reunions y Reunions 2. Y con un fin maravilloso: dona las ventas para campañas de lucha contra el cáncer. Casi todos aceptan 35 años después Casi el 90% de los que fueron fotografiados por él aceptaron el convite de repetir la foto en el mismo lugar donde había sido realizada. Es asombroso y encantador ver las imágenes del antes y el después. En su página web Porsz escribió: "Las fotografías han estado acumulando polvo todos estos años y este proyecto es por fin mi oportunidad de compartirlas con la gente". Los primeros con los que se contactó fueron Tony y Sally Wilmot. Una pareja que consiguió fotografiar en 1980 mientras se despedían con un beso en la estación de tren de Peterborough. En esa época Sally tenía 21 años y vivía en Stafford. Tony era un profesor de 22 que trabajaba en Essex. Y se encontraba a mitad de camino, en Peterborough. Ahora, ambos son directores de escuela. Para los románticos, una buena noticia. Sí, se casaron. Tienen dos hijos, Jenny y Tom, de edad similar a la que tenían ellos cuando posaron, sin saberlo, para aquella foto. El padre de Tony descubrió la foto en las páginas de un diario y avisó al matrimonio que Porsz los buscaba. La pareja repitió con placer la romántica escena. Esa es la foto de portada del primer libro Reunions. Y también están Tina y Doug, dos punks que eran novios y posaron para Chris en 1985, cerca de la catedral de la ciudad. La pareja tuvo gemelos pero luego separaron sus caminos. Hace más de veinte años que abandonaron la onda punk. Que decir de Andy Jackson, Richard Hillson, Devinder Singh y Tony James, todos compañeros de escuela. Cuando fueron fotografiados tenían 15 años. Gracias al libro de Porsz se reencontraron y se mantienen en contacto. Las chicas que posaron en 1980 haciendo globos con sus chicles son Emma y Anna Hankins. Tenían 13 y 11 años, respectivamente. Ahora las dos son peluqueras , se casaron y tienen hijos. Y ninguna mastica chicle. Cientos de historias revividas Otra foto del pasado muestra a John Morris, Paul Barnard y Andrew Pollard haciendo cola para usar el teléfono público. Para repetir la foto, y ante la ausencia de la cabina telefónica (el celular se devoró esa parte del pasado), posaron ante un cajero automático que ocupa el mismo lugar de la cabina. Era 1983 cuando Layla tomaba a la fuerza su sachet de leche en el colegio. Era obligatorio para todos los alumnos. Actualmente sigue viviendo en Peterborough, se casó con su novio de toda la vida y tiene dos hijos. En 1980, el italiano Gino Borillo vendía helados con su puesto ambulante. Ahora tiene un restaurante de pastas que maneja junto a su hija. Y para cerrar, como parte de este enorme muestrario, está el punk Badger Farcue, fotografiado en 1985 al ganar un concurso de comer pizza . Ahora es padre de cinco hijos, pero sigue siendo punk. Hace 25 años se mudó a otra ciudad, Somerset, y trabaja pavimentando carreteras. Y se prestó gustoso a la repetición de la foto. Hermosa idea la Chris Porsz. Y titánica la tarea para concretarla. Le llevó diez años volver a reencontrar a todos aquellos que había fotografiado. Y los volvió a retratar. No, no les robó el alma. Les devolvió una parte de sus recuerdos... GML